Los mitos y leyendas griegas nos trasmiten la existencia de unas tierras desconocidas situadas en el norte de Tracia, donde se decía habitaba el dios-viento, Bóreas, cuyos hijos lo hacían más al norte y en el pasado habían sido contactados por los habitantes de otro continente, más allá del océano y que asustados habían huido para no volver jamás. De ellos se decía que eran seres inmortales. Ningún griego logró visitarlo jamás y lo que sabían de él eran noticias que les llegaban a través de extranjeros. Se decía que en los claros de sus frondosos bosques danzaban muchachas y jóvenes al son de las liras y que sus vidas transcurrían entre cantos y danzas y no padecían ni enfermedades ni muerte. El único hombre de origen griego que llegó a dicha tierra fue un semi-dios, Perseo, que alcanzó aquel país. Para ello se presentó ante las Grayas, Penfredo, Dino, y Enio, deidades preolímpicas, les arrebató su único ojo y les chantajeó para que le revelasen el camino de Hiperbórea o perderían su vista para siempre. Para ello accedieron a la petición de Perseo, que fue recibido en Hiperbórea con grandes fiestas y agasajos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario