jueves, 21 de octubre de 2021

El ajedrez como metáfora del Universo

El I CHING parte del principio binario ,YIN (trazo partido) y YANG (trazo firme) con la combinación de estos dos trazos simples ,surgen cuatro signos (digramas) y añadiendo un tercer trazo (yin o yang) se obtienen ocho signos o trigramas posibles . CIELO , TIERRA , TRUENO , AGUA , MONTAÑA , VIENTO , FUEGO , LAGO . Para obtener una diversidad mayor se combinan los ocho trigramas entre si obteniéndose sesenta y cuatro (64) signos fundamentales o HEXAGRAMAS . El AJEDREZ también parte de un principio binario blancas y negras y se juega en un tablero de sesenta y cuatro (64) cuadros (blancos y negros) .
LA GENETICA. Un gen es una secuencia nucleótida en una molécula de ADN (ácido desoxirribonuclèico) . es decir, es una secuencia lineal organizada de nucléotidos en la molécula de ADN. Un nucleòtido está formado por una molécula de azúcar , una de fosfato y una base púrica o una pirimídica. (principio binario de nuestro sistema genético) . en otras palabras , los nucleótidos son moléculas orgánicas formadas por la unión covalente de un monosacárido , una base nitrogenada y un fosfato . Cada aminoácido (las proteínas están constituidas por cadenas de aminoácidos) es codificado a partir de la combinación de tres nucleótidos de cuatro posible . ADENINA y GUANINA (púrica) y CITOSINA y TIMINA (pirimídica) . Un ejemplo es la LISINA AAA adenina , adenina y adenina. luego entonces A,G,C ,T . se combinan de tres en tres (4 x 4 x 4) y nos da como resultado sesenta y cuatro (64) probabilidades . Cada nucleótido es un digrama + azúcar + fosfato , se puede decir que cada aminoácido es codificado a partir de un HEXAGRAMA . El ser humano codifica 20 aminoácidos esenciales , pero deja de codificar 44 probabilidades mas. esto significa que se esta utilizando solamente una tercera parte del potencial genético . no obstante que se reconocen mas de 150 aminoácidos y estan identificadas 64 secuencias de nucleótidos para 64 aminoácidos diferentes solamente 20 se han encontrado en las proteínas . Así como miles de palabras diferentes se pueden formar combinando las 28 letras del alfabeto ,una cosa semejante acontece en la naturaleza cuando se forman las proteínas por la combinación de los 20 aminoácidos esenciales . ¿Que pasaría si en el alfabeto solo tuviéramos 10 palabras en vez de 28? ¿que pasaría si en vez de 20 aminoácidos esenciales tuviéramos 64? El I CHING , El AJEDREZ y La GENETICA son SISTEMAS. Un sistema (del LATIN systema, proveniente del GRIEGO σύστημα) es un OBJETO compuesto cuyos componentes se relacionan con al menos algún otro componente; pueden ser materiales o conceptuales. Un sistema es un conjunto de factores que interactúan, todos entre si , en el espacio y en el tiempo , con la finalidad de lograr un objetivo común y una o varias metas distribuidas en el espacio y en el tiempo . La teoría de SISTEMAS (TS) es un ramo específico de la teoría general de sistemas (TGS). La TGS surgió con los trabajos del alemán Ludwig von Bertalanffy, publicados entre 1950 y 1968. La TGS no busca únicamente solucionar PROBLEMAS o intentar SOLUCIONES prácticas, sino producir TEORIAS y formulaciones conceptuales que pueden crear condiciones de aplicación en la realidad empírica. Los supuestos básicos de la TGS son: Existe una nítida tendencia hacia la INTEGRACION de diversas CIENCIAS naturales y sociales. Esa integración parece orientarse rumbo a una teoría de sistemas . Dicha teoría de sistemas puede ser una manera más amplia de estudiar los campos físicos y no-físicos del CONOCIMIENTO científico, especialmente en ciencias sociales. Con la teoría de sistemas, al desarrollar PRINCIPIOS unificadores que atraviesan vertical y horizontalmente los universos particulares de las diversas ciencias involucradas, nos aproximamos al OBJETIVO de la unidad de la CIENCIA . Lo anterior puede generar una integración muy necesaria en la educación social y científica. Los sistemas pueden ser análogos y/o homólogos . Se dice que dos sistemas son análogos si cumplen funciones parecidas o tienen principios semejantes, sin que se requiera que tengan el mismo origen evolutivo. Si además tienen el mismo origen evolutivo, a la vez que análogos serán homólogos. Por otra parte los sistemas homólogos pueden haber divergido en su función para cumplir papeles diferentes. La convergencia es el fenómeno evolutivo por el que sistemas diferentes alejados evolutivamente tienden, bajo presiones ambientales equivalentes, a desarrollar características análogas.
La cuestión de los orígenes siempre es interesante. Hay algo en la historia, en el comienzo de las cosas, que nos atrapa y nos hace querer saber más. Siempre creemos que al saber de dónde vienen las cosas, sabremos algo misterioso acerca de su naturaleza, de su realidad, que no podíamos conocer de otro modo simplemente mirando a su evolución pasada, a su desarrollo presente o a su posible devenir futuro. Tarde o temprano, en la vida de cada uno, hay un interés personal por saber más acerca de nuestros orígenes: el pueblo de los abuelos, cómo se enamoraron nuestros padres, bajo qué árbol cerca de qué puente se pusieron a salvo del resto del mundo.
1Comencemos el viaje a los orígenes. Miles de años atrás, un paisaje difuso de fronteras lejanas y exóticas en alguna región perdida entre la India y la China actuales. Viejos sabios de bigotes infinitos o jóvenes iniciados, de piel quemada por el sol. En un campo de árboles frutales, lo improbable: una naranja gigante. Y en el interior de esa naranja gigante, lo más improbable aún: dos viejos sabios pasan la eternidad jugando al ajedrez. Una antigua leyenda china. Es en la cosmogonía china donde podemos encontrar pistas acerca de los orígenes; si en la cosmogonía hindú tenemos una tortuga y cuatro elefantes que sostienen nuestro planeta, en la china nos encontramos con la dialéctica del todo y la nada y las infinitas combinaciones del código binario representadas en los hexagramas del I Ching. En el artículo anterior pusimos las bases para una indagación acerca de los orígenes del ajedrez. Nos interesamos por el viaje del conocimiento, no por el hecho en sí del origen del juego. Entonces, establecíamos una línea genealógica entre el oráculo y el juego, entre lo sagrado y lo lúdico, entre el animal que juega y el animal que conoce. Las metáforas cambian: antes de establecerse como una metáfora de la sociedad, de la mano de la estricta moralidad cristiana, como le ocurrirá al ajedrez de la Edad Media europea, iban más allá, eran la gran abstracción, el universo entero.
2En la ciencia pasa igual. Antes de la división del conocimiento científico en campos más o menos definidos se hablaba de una Historia Natural en donde todo se estudiaba al mismo tiempo. Los sabios eran alquimistas de la realidad. Hoy en día, la especialización del conocimiento hace esto imposible y nos encontramos con la física, la química y la biología como grandes campos del saber científico. Hay, por supuesto, un tema común a todas ellas: la organización de la materia. Todo y todos, estamos hechos de las mismas substancias, de los mismos elementos; todo y todos, estamos relacionados. Hay tres cuestiones acerca de los orígenes que han permanecido como interrogantes de manera invariable a lo largo de la historia del conocimiento humano: El origen del universo, o… la Creación. El origen de la vida, o… la Creación. El origen del hombre, o… la Creación. El denominador común, esa insistencia religiosa en llamar a las cosas con un único nombre, la Creación, nos recuerda que venimos de un pasado de esplendorosa, si acaso altamente imaginativa, ignorancia. Los mitos, las leyendas, las explicaciones ad hoc, sobre las cuestiones relacionadas con los orígenes han determinado la historia de las civilizaciones hasta el comienzo de la Ilustración y de la ciencia moderna, donde por fin se las naturaliza y se las acomete desde una perspectiva abordable, más acá de la metafísica. Desde Galileo y Newton hasta Einstein y Feynman. Desde Darwin y Oparin hasta Miller y Crick. Hay, también, un origen sacro en el ajedrez, una Creación, sagrada, mágica. El viaje comienza en sistemas de adivinación: puntas o flechas o varillas que se tiran al aire cuya caída sobre un círculo sagrado permite vislumbrar el futuro. Ahí ocurre un proceso de conversión en el que el círculo se convierte en un espacio propio, un modelo del universo, cuadriculado, por donde corren las fichas en busca de una recompensa. La decisión la tomará un dado. Ocho por ocho. Las 64 casillas del tablero ashtapada hindú y, en la tradición taoísta, los 64 hexagramas del I Ching, el origen de todo, que es también un juego dialéctico. 3¿Dónde, cuándo? No hay una historia cierta acerca de los orígenes del ajedrez. Todas son plausibles aunque unas más que otras. Las que lo sitúan en el antiguo Egipto y la antigua Grecia parecen estar equivocadas. Los juegos de mesa con tableros y piezas poseen una antigüedad cercana a los 6000 años. Existen evidencias de múltiples juegos tanto en el antiguo Egipto como en la antigua Grecia que se han confundido con los precursores remotos del moderno ajedrez. En la tumba de Nefertari, del año 1250 antes de la era Común, hay un fresco en donde se muestra a la reina egipcia luciendo su túnica blanca, jugando sobre un tablero sobre el que se vislumbran algunas piezas de forma incierta. En Grecia, un ánfora de Exequias, retrata a Aquiles y Ajax jugando sobre un tablero. Estos descubrimientos, y otros como las piezas del siglo II halladas en Uzbekistán, simplemente señalan la existencia de los juegos de mesa como una constante en distintas civilizaciones, pero no del ajedrez. La hipótesis más plausible, aleja al origen del ajedrez a la región oriental del subcontinente indio, en la frontera chino-india, hace unos 1500 años. Ahí se encontraron los primeros vestigios ciertos del chaturanga y, desde ese momento, en un largo camino hacia occidente irá transformándose primero en shatranj y luego en el ajedrez (al-shatranj, al-xadrex, ajedrez) que iría sufriendo unas cuantas —no muchas— modificaciones, hasta el ajedrez moderno. En Europa entraría por dos vías, por la vía árabe hacia la península ibérica, Italia y el resto de la Europa mediterránea y, tal vez, por la vía mongola hacia Rusia, Europa central y los países escandinavos.
4Desde la aparición del chaturanga, juego de cuatro ejércitos de ocho piezas cada uno que se repartían por las esquinas del tablero, varios siglos tendrían que sucederse hasta que el juego pasara a formar parte de la cultura hindú y mereciera un lugar en los versos de sus poetas contemporáneos. En el poema sánscrito Vasavadatta, de Subandhu, que data de finales del Siglo VI, se lee: “El tiempo de las lluvias jugaba, las ranas eran sus piezas, de colores amarillo y verde, como si estuvieran moteadas con laca, saltaban sobre las casillas del jardín”. Unos años más tarde, se habla del juego con más concreción. El poeta Bana, escribe: “… solo los asthapadas enseñan la posición del chaturanga”. Son las casillas del ashtapada, las 64 casillas del universo acotado sobre el cual se jugaría el chaturanga. El juego incluía piezas como el rajá, el consejero, el elefante, el caballo, el carro y los soldados. Y no cabe duda de que se trataba de una batalla con piezas que eran equivalentes a la armada india de la época, de hecho, la palabra chaturanga (cuatro secciones) se refiere específicamente a dicha formación bélica.
5En el tablero de ajedrez, con sus 64 casillas, las blancas simbolizan la nada de las negras y las negras, la nada de las blancas. Yin y Yang. Cuando las blancas hacen un movimiento, comienza el juego dialéctico: mi todo es tu nada, tu todo es mi nada. Claude Shannon, padre de la teoría de la información y de la Ciencia de la Computación, cierra el círculo, un círculo que no es sagrado, ni mágico, sino exclusivamente del conocimiento, y utiliza el mini-max, un algoritmo que juega al ajedrez, que explota mi mejor realidad en función de la tuya. La metáfora se abre y pervierte el modelo del mundo, del universo, para adentrarse en el pensamiento humano, la toma de decisiones y la inteligencia. La materia se organiza aún más. Ya tendremos tiempo de explorarla, poco a poco.

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